Es nuestra parte consciente y analítica. A este cerebro lo convencemos con datos puros y duros, por eso es muy importante que tu producto o servicio tenga “peso” y pueda aguantar todas las objeciones que seguro va a poner esta parte.
Insiste en la garantía de satisfacción, utiliza cifras para convencer y, sobre todo, trabaja los testimonios: a nadie le gusta ser el primero en comprar algo.
La combinación de estos tres lleva a la venta, aunque ten siempre en cuenta que la emoción es la puerta de entrada a todo lo demás. Primero engancha la parte límbica, y después “convence” al resto.
La historia, los valores, el ritmo, la música… No te habla de ningún producto concreto, y la marca sale de fondo, pero ¿hay alguien a quien este anuncio no le dé “subidón”?