Los macroinfluencers trabajan a gran escala y suelen ser personajes públicos o profesionales con una trayectoria muy consolidada (incluso celebrities más o menos fugaces, que aprovechan el tirón).
No te preocupes. Hay vida más allá de Dulceida.
Los microinfluencers funcionan muy bien. No tienen un número de seguidores tan desorbitado (pueden incluso estar por debajo de los 50.000) y su campo de influencia suele ser menos generalista y más específico.
¿Qué tienen a favor? Una enorme capacidad de impactar en sus audiencias, que si bien son más reducidas, están muy pendientes de seguir cada publicación.
También es más sencilla la interacción con ellos, con lo que el engagement que se genera puede ser muy intenso.