Ninguna red social funciona por sí misma. Si quieres que hagan su magia y te sirva para fidelizar clientes, tienes que alimentarlas con contenidos que aporten algo a esos clientes.
Da igual que ya te hayan comprado una o varias veces. No des su fidelidad por supuesta porque te vas a llevar un chasco.
Aliméntalos con proteínas y vitaminas, y crecerán contigo. Si les das galletitas ultraprocesadas creyendo que así estarán contentos (o su equivalente en redes: contenidos vacíos y poco saciantes) estarás perdiendo oportunidades de crear una audiencia sólida, tu segunda familia en redes sociales.
Y ese es el truco del almendruco, que hace que cualquier red que elijas (y te lo decimos otra vez: cualquier red) funcione.
Añádele un buen copywriting, interacción cuidada, calidad en imagen y vídeo… Y tienes todos los ases para triunfar